¿Cuántos caminos espirituales existen?

¿Cuántos caminos espirituales existen?

Por Parabhakti

En esta edición de Vistára abordaremos un tema que seguramente a muchos de nosotros nos ha inquietado: el de los caminos o tradiciones espirituales.

Es posible que en algún momento de nuestras vidas, y por diversas circunstancias, nos hayamos planteado las siguientes interrogantes: ¿Cuántos caminos espirituales existen? ¿Cuál es el correcto? ¿Cuál es el que debería elegir? Quizás al empezar a ser más conscientes de esto hayamos decidido emprender una búsqueda que nos permitiera aclarar nuestras dudas, y es entonces cuando ahondamos más en el ámbito espiritual.

Sin embargo, probablemente habremos notado que pareciera haber infinidad de caminos, y es ahí cuando entramos en un dilema, pues aparentemente son tantos y tan diferentes que no sabemos a cuál dirigirnos. Todos estos senderos espirituales varían dependiendo de diversos factores como el área geográfica y el tiempo histórico; así, por ejemplo, si una persona nace en Turquía o Irán, lo más probable es que su camino sea el Islam y, por ende, su sistema de creencias se basaría en la idea de que “Alá es el único Dios y Mahoma su profeta”[1]. Es decir, el lugar y el momento en que crecemos casi siempre determinan el camino espiritual que seguiremos.

Entonces ¿Cuántos caminos espirituales existen? ¿Cuál de todos aquellos caminos es el adecuado? Simple y sencillamente existe uno solo; se tiene que dejar en claro que en esencia sólo hay un camino espiritual, éste es universal y no está sujeto a los factores de tiempo y espacio, por lo tanto, es el camino que todos deberíamos seguir.

El proceso espiritual genuino, independientemente de la tradición en la que se lo aborde, comprende un movimiento desde el aspecto físico de la existencia, al psíquico y del aspecto psíquico al aspecto espiritual. Todos debemos seguir “ese camino” para “retornar al hogar”, la meta de la espiritualidad. Los métodos desarrollados varían, pero esencialmente el camino es uno. El dogma religioso obstruye este movimiento en el aspecto psico – espiritual, ya que la mente se encuentra estructurada por ciertos conceptos limitantes que impiden su expansión hacia la dimensión espiritual de la existencia, más allá del tiempo y el espacio. Es por esa razón que espiritualidad y religión no son sinónimos. La espiritualidad se basa en la experiencia práctica directa del buscador espiritual, la religión, por otro lado, enfatiza fé y dogma.

El ser humano debería seguir el “Dharma”, que significa naturaleza o característica inherente, es decir, todo en este universo manifestado tiene un propósito o función, en el caso de los seres humanos, su Dharma es regresar nuevamente hacia la fuente de su propia creación, retornar hacia la Conciencia Suprema, ¿por qué? Porque todos, sin excepción, estamos deseando felicidad, y cada uno de nuestros actos se dirigen a la satisfacción de ese deseo. La única manera de alcanzar la felicidad permanente es a través de seguir nuestro Dharma humano.

Shrii Shrii Anandamurti dice al respecto:

“Una vida carente de la meta del Dharma no es vida. Aquellos quienes, aun después de haber obtenido un cuerpo humano, no realizan sus deberes como humanos, o no realizan prácticas espirituales, se dice en las escrituras que son humanos de nacimiento solamente…”. [2]

Como notamos, nuestro propósito fundamental en la vida es llevar a cabo una práctica espiritual que nos conduzca hacia el Alma Suprema (Dios). Pero ¿cómo lograr tal realización espiritual? Pues bien, en los diferentes senderos espirituales existen métodos para alcanzar nuestro objetivo, algunos son más rápidos y directos, y otros sencillamente pueden hacer que nos lleve mucho tiempo lograrlo. Pongamos un ejemplo, supongamos que queremos llegar a la cima de una montaña, puede que haya diferentes caminos o maneras de escalarla, pero definitivamente habrá uno que nos conducirá más rápido. Lo mismo sucede en el aspecto espiritual, la meta es singular, lo que varía son los métodos o las prácticas para alcanzarla.

En sus inicios, cada culto o religión compartían enseñanzas espirituales, sin embargo, empezaron a diferir en que, en algunos casos, se llevaban a cabo ciertas prácticas dogmáticas, algunas irracionales; lejos de ayudar hacen perder la perspectiva inicial y han producido estancamiento intelectual, lo cual ha obstaculizado la expansión psíquica repercutiendo en el progreso espiritual. Por otra parte, muchos líderes religiosos pueden ser excelentes teóricos, pero generalmente cada uno tiene una opinión diferente, por eso a quien deberíamos seguir es a las personas prácticas, porque es solo a través de la práctica constante que podemos experimentar nuestra verdadera naturaleza espiritual. Sólo alguien que conoce su verdadera identidad espiritual está capacitado para guiar a otros.

“Las escrituras difieren, los códigos sociales difieren; cada sabio tiene una opinión diferente. La esencia del Dharma radica profundo en la mente, el realizado sigue el camino verdadero”. [3]

El Dharma proporciona expansión (Vistára) en cada uno de los aspectos de nuestra vida, desde el físico hasta el psíquico y el espiritual. Además, al carecer de dogmas, adquiere un carácter universal, por lo que puede ser seguido por toda la humanidad.

“El espíritu del Dharma, la esencia de la espiritualidad está escondida en el “guha”, en tu sentimiento de “yo”. No es necesario ir a templos para encontrarlo”. [4]

Si seguimos nuestro Dharma, con seriedad y sinceridad, sentiremos un cambio radical en cada ámbito de nuestra vida. Por lo tanto, independientemente del culto que practiquemos, es necesario que nos comprometamos con él y que lo sigamos con determinación y firmeza. Seguir nuestro Dharma es lo mejor que podemos hacer.

 

Citas:

[1] http://www.gotquestions.org/Espanol/Islam-musulmanes.html

[2] Donde hay Dharma hay Is’ta y donde hay is’ta hay victoria…

[3] Longing for the Great

[4] El desiderátum de la vida humana…