¿PORQUÉ LOS YOGUIS COMEN ZANAHORIAS EN VEZ DE VACAS?
Por Ramesh Bjonnes
“Acompáñanos a explorar esta innovadora ética ecológica profundamente enraizada en la filosofía yóguica”.
¿Por qué los yoguis seleccionan sus alimentos del reino vegetal en vez del reino animal? ¡Sigue leyendo y entérate!
De acuerdo a la teoría de Santiago, desarrollada por Francisco Varela y Humberto Maturana, el proceso de cognición está íntimamente relacionado con el proceso de la vida, por lo tanto, el cerebro no es necesario para que la mente exista, mientras que una lombriz o un árbol no tienen cerebro aun así poseen mente.
Para los antiguos sabios de la India, era imposible trazar una línea final entre los seres animados y los objetos inanimados. Conforme a la filosofía del Yoga existe consciencia incluso en el llamado mundo inanimado de las piedras. Este tipo de consciencia yace inactiva, como durmiente, debido a la carencia de un sistema nervioso para expresarla.

- Consciencia “superior” e “inferior” en la naturaleza
Como la mente o consciencia es parte de todos los seres vivos y permanece inactiva, incluso en los llamados objetos inanimados como las piedras, la arena o el barro, existe una unidad espiritual intrínseca en toda la creación.
De esta forma, conforme a la visión del mundo del filósofo de Tantra Yoga, (Shrii Shrii) Anandamurti – cuyas ideas han combinado la filosofía del Yoga con el entendimiento evolucionario del mundo en que vivimos – otorgamos derechos existenciales o valor a todos los seres, sea tierra, plantas, animales o humanos.
Él admite que, en principio, todas las expresiones físicas de la Consciencia Cósmica tienen derecho igual a existir y expresarse, pero también existen algunos seres que tienen consciencia más elevada que otros, por lo que tienen “más derechos”.
La evolución es irreversible – las amebas eventualmente evolucionan en simios, pero los simios nunca se transforman en amebas – por eso el Tantra y el Yoga reconocen expresiones de Consciencia “superior” e “inferior” en la naturaleza.
Esta diferenciación es crucial y forma la base por la cual los yoguis comen verduras en vez de terneros.
Conforme al Yoga, existe una unidad de Consciencia en todos los seres porque todos provenimos, somos creados, por el mismo Espíritu, por la misma Consciencia Cósmica. Pero la naturaleza es, al mismo tiempo, infinitamente diversa, y por esa razón, la Consciencia es también expresada de varias maneras, “superior” e “inferior”.
Por lo tanto, una planta de semillero es más compleja, y por ende más consciente que una bellota, y un roble es más complejo y consciente que una planta de semillero.
- Ética ecológica conforme al Yoga
Otra forma de expresar esto es, por ejemplo, que un perro posee muchas más capacidad de reflexión mental y auto-consciencia que un abeto.
Ambos son seres conscientes, ambos son manifestaciones de la Consciencia Suprema, ambos tienen mente, ambos tienen el mismo valor existencial, pero debido a la diferencia en expresión de la profundidad y la calidad de la consciencia, el perro es superior en la jerarquía natural de los seres que el abeto.
Entonces, cuando desarrollamos nuestra ética ecológica, las expresiones “superiores” e “inferiores” de la naturaleza deben ser valoradas y tenidas en cuenta.
Las criaturas no humanas tienen el mismo valor existencial para ellas mismas como los humanos tienen de sí mismos. Quizás los seres humanos pueden entender el valor de su existencia, mientras que una lombriz de tierra, no. Aun así, nadie les ha delegado ninguna autoridad a los seres humanos de matar aquellas criaturas “inferiores”.
Pero para sobrevivir, no podemos evitar matar a otros seres.
Para resolver este dilema, el yogui selecciona sus alimentos de aquellos seres en los cuales el desarrollo de la consciencia es comparativamente inferior.

Si tenemos vegetales, arroz, maíz y frijoles a nuestra disposición, vacas o cerdos no deben ser sacrificados. Como el filósofo Ken Wilber sostiene, es mejor comer zanahorias que vacas. Segundo, antes de matar a algún animal con “consciencia desarrollada o subdesarrollada”, el yogui debe considerar profundamente si es posible vivir una vida saludable sin quitar tales vidas. En consecuencia, en adición al valor existencial, varios seres, basados en la profundidad de su consciencia, tienen un grado variable de lo que comúnmente es llamado “valor intrínseco”. Cuanta más consciencia posee un ser mayor es la profundidad de sus sentimientos y mayor es el potencial para el sufrimiento. Por lo tanto, es más preferible comer plantas que comer animales. Como George Bernhard Shaw una vez dijo: “los animales son mis amigos…y yo no me como a mis amigos”.
Asimismo, es ecológicamente más sustentable extraer alimento de entidades que se encuentran en la base de la cadena alimenticia. Vastas áreas de tierra son usadas para ganado de consumo, áreas que pueden ser utilizadas de una manera mucho más productiva si se plantaran granos, frutas, vegetales y legumbres para consumo humano. Se estima que sólo el 10% de las proteínas y calorías con las que alimentamos a nuestro ganado se recupera en la carne que comemos. El otro 90% literalmente “se va por el desagüe”.

En adición al valor intrínseco y al valor existencial, todos los seres vivos tienen un valor utilitario. A través de la historia los seres humanos han preservado aquellas criaturas que poseen un valor utilitario inmediato.
Estamos más inclinados a preservar la vida de las vacas que la de las ratas, por ejemplo; pero debido a que todos los seres vivientes tienen valor existencial, no podemos clamar que solo los seres humanos tenemos derecho a vivir y los no humanos, no.
Todos son hijos de la Madre Tierra; todos son la descendencia del Espíritu o la Conciencia Cósmica.
Algunas veces es difícil saber cuál es el valor utilitario de un animal o una planta, por lo tanto, podremos inútilmente destruir el equilibrio ecológico matando una especie sin considerar las consecuencias de su compleja relación o valor utilitario para otras especies.
El valor utilitario de un bosque, por ejemplo, es mucho más que “X” número de tablones de madera. Este funciona como anidación y zona de alimentación para pájaros y animales; sus raíces y ramas protegen la tierra de erosión; sus hojas producen oxígeno; y sus caminos y paisajes proveen alimento para el alma humana.
Como un todo, el ecosistema de un bosque posee abundancia de valores ecológicos, estéticos y espirituales que se extiende mucho más allá de los beneficios en la forma de palillos de dientes o de madera contrachapada.
Todo en la naturaleza ha sido dotado de valor intrínseco, existencial y utilitario.
Este entendimiento jerárquico, y últimamente holístico de la evolución y la ecología, formula la fundación básica para una nueva y potencialmente innovadora ética ecológica profundamente enraizada en la filosofía del Yoga.
Si abrazamos la divinidad en la creación, la expresión de nuestra ética ecológica se volverá un acto de sublime espiritualidad. Nuestros esfuerzos conservacionistas y nuestros recursos sustentables se volverán ofrecimientos sagrados a la Madre Tierra, y finalmente a la Consciencia Cósmica, el Dios y la Diosa dentro y más allá de la naturaleza.

Referencias:
*Artículo extraído del libro “Sacred body, Sacred Spirit – A personal guide to the wisdom of Yoga and Tantra” de Ramesh Bjonnes. Extracción del artículo bajo permiso explícito del autor para su publicación en español en la revista “Vistára – Expande tu conciencia”.
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Acerca del autor:
Ramesh Bjonnes es cofundador del “Prama Institute”, un centro holístico de retiro en las Montañas Azules de Carolina del Norte. Ramesh es un educador en salud yóguica certificado, columnista popular en tópicos de Yoga en “Elephant Journal”, conferencista en filosofía e historia del Yoga para instructores de Yoga y estudiantes en los Estados Unidos y Europa.
Ramesh practica Tantra Yoga y meditación desde 1974.
